domingo, 7 de junio de 2020

LA CIGÜEÑA, EN LA TORRE DEL PALACIO DE OLITE/ERRIBERRI

Dicen que en estos días de pandemia de covid la naturaleza ha recuperado espacios que había invadido el ser humano en exclusiva y que, por ejemplo, los animales han rondado cerca de las ciudades y algunas cigüeñas, como la de la foto, se han acercado más a las torres del Palacio de Olite/Erriberri, cerrado desde hace meses a los turistas aunque se anuncia ya la próxima reapertura.
            No es la primera vez que las zancudas se atreven a hacer incursiones en el casco antiguo, pero parece que han perdido una pizca de vergüenza y también se han posado más cerca del reloj del Ayuntamiento, en la punta de la Casa Consistorial, algo envalentonadas a cuenta del confinamiento humano.
            La menor presencia de vecinos en la calles ha dado alas a las cigüeñas que, además de los habituales nidos en lugares como la vieja chimenea de la alcoholera de Echarri, han ensayado nuevos asientos como el que han preparado ahora en la torre del campanario de San Pedro.
            Lejos quedan años en los que estuvieron a punto de desaparecer del pueblo, de llegar solo a principios de febrero por san Blas o de ser protagonistas de aquella vieja canción, que ya recuerdan pocos, que las pintaba en torre del castillo con la pata levantada, tirando “vientos” que apuntaban a las muetas de Tafalla.

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