En la inscripción de arriba se puede leer "Alfons" |
La ermita data del siglo XII y es municipal |
En una
firma se adivina el nombre, bastante claro, de alguien que se llamaba “Johan”, habitual
en la zona. Otro grafito pudo ser grabado por un tal “Alfons”, mientras que
otros dos restantes son menos legibles.
El hallazgo
no es baladí si se tiene en cuenta el alto índice de analfabetismo de la
población en estos siglos y que a penas algunos nobles y altos funcionarios
sabían firmar.
La mayoría de la población no sabía firmar |
Se trata de letras góticas |
Los
grafitos hechos con objetos punzantes sobre los muros han revalorizado últimamente
su aportación a la historiografía oficial, que hasta ahora no mostraba mucho
interés. Actualmente los expertos consideran que ofrecen una información
directa, sin censura.
La ermita de Santa Brígida, de estilo
protogótico, tiene una nave de tres tramos desiguales y crucero amplio
que actúa como cabecera. La entrada posee un arco apuntado del siglo XIV y
hasta ella peregrinan desde la Edad Media los vecinos para pedir buenas cosechas y protección
contra las plagas, deseos en los que les acompañaban miembros de la monarquía
navarra residentes en la cercana corte olitense como la reina Blanca de Navarra
o el Príncipe de Viana.