Creo que Mario Jiménez Escudero me legó esta foto para que
la publicara hoy, que se ha ido con 61 años. En la imagen tenía una cara de
pillo que conservó para mirar a la muerte frente a frente, sobre todo los
últimos años que se instaló en sus pulmones. El hijo de Ángel Jiménez heredó de
su padre el apodo de “Vivillo” y su amor por el Erri Berri, ente otras muchas
cosas (¿Te acuerdas Mario cuando metiste tú solo 4-0 al Buñuel?). También era
hijo de mi tía Inés, y últimamente se le estaba poniendo cara de mi abuelo
“Rojico”, dicen.
Pero Mario
era para mí sobre todo un primo cercano, también en la vida. El único que me
podía wasapear el año con un urteberrion, que al final ha sido malo. En la
cuenta atrás, y en la anterior, siempre estuvo próximo haciendo gala de una
franqueza que escuece, que se agradece y no se puede contar con palabras porque
los ojos se bañan en lágrimas.
El olvido que seremos quiero que sea
lento, Mario. Te veo en la entereza de Delia, en la serenidad de Cristina, en
el prudente Jesús y en tus hermanos Toya y Antonio, tus tíos y sobrinos ... Te
veo en los últimos días de viaje, de la mano por la calle San Francisco con dos
angelicos rubios, Martina y Arabia, para los que has sido un abuelo diez. Rueda,
querido primo, con tu bici gigante por la Plaza de Olite, como en la foto que
nos dejaste. Siempre libre. Goian bego.
(El funeral en recuerdo de Mario Jiménez Escudero es este
lunes 2 de abril de 2018 en la iglesia de Santa María la Real de
Olite/Erriberri a las 17.30 horas)