Al kioskero, que ha tropezado con algunas auroras y no se ha
mezclado en ninguna, siempre le llamó la atención la letrilla que el cura Luis Andueza
compuso para la que se entona cuando raya el alba de la fiesta del Día del Niño, que este año suma 50 años
en Olite/Erriberri. Andueza era un sacerdote listo, de los que se llevaba el
pueblo al catre. Tenía más cintura que una contorsionista de circo sin fieras y
toreaba, a derecha e izquierda, con una finura que le llevó de ser párroco de
la iglesia de San Pedro a canónigo de la catedral de Pamplona, posición que mantuvo
hasta que con 86 años partió al más allá hace un lustro.
Don Luis,
que así le llamábamos los muetes,
tenía la voz ronca, de locutor de radio o fumador de taberna, que lo mismo
valía para bramar en el sermón de la misa de 11 que para acompañar el rasgar de
un guitarra en las tascas del pueblo. Hombre rocero, como digo, se inventó
aquello de la aurora que los chavales pasean todavía hoy escrita en un papelico y cantan al alba cuando las
legañas levantan sus pegajosas persianas ... (Ver más)