Al fondo del paraje de Santa Brígida, en el Monte Encinar de Olite, se encuentra la balsa de la Hoya Grande donde los expertos en la prehistoria del hombre han vuelto a poner ahora en el punto de mira un espacio en el que hace más de medio siglo se descubrió uno de los yacimientos más singulares de Navarra en el que el ser humano halló refugio en una época que evolucionaba de las frías glaciaciones a su salida de la cueva.
El yacimiento está en el Monte Encinar |
La Dirección General de Cultura ha autorizado recientemente nuevos trabajos de investigación sobre el Paleolítico Superior, una fase poco conocida, con escasas huellas determinadas en, por ejemplo, las cuevas de Alaitz de Tiebas, en Leginpea de Etxauri y la Hoya Grande olitense.
Son depósitos estudiados insuficientemente desde los años cincuenta, de los que en Olite se extrajeron importantes materiales de sílex y cuarcita fabricados por aquellos primeros habitantes. Eran raspadores, buriles, arpones, agujas, anzuelos o puntas de flecha, que, algunos, acabaron en el Museo de Navarra.Vitrina en el Museo de Navarra dedicada al lugar |
Con los nuevos estudios se trata de contextualizarlos mejor por pertenecer a una etapa oscura, entre los años 10.500 a 8.500 a JC, que coincide con el inicio de la Edad de Piedra.
En aquel periodo el clima era muy frío y normalmente los humanos se refugiaban en cuevas, de ahí la importancia de La Hoya Grande por ser un yacimiento peculiar, ubicado a cielo abierto en una hondonada donde nace el barranco de Vallacuera, al abrigo de la intemperie, y en la proximidad del bosque del Encinar.