martes, 7 de julio de 2020

DOCE MESES DESPUÉS, TIEMPOS RECIOS PARA EMPUJAR MÁS

El 8 de julio de 2019, se cumple un año, las peores condiciones confluyeron en forma de tormenta, embalsamiento y tsunami que barrió el Zidacos de la Valdorba a Traibuenas. La histórica riada provocó daños por  25 millones de euros, aproximadamente el 10 % en Olite/Erriberri donde 423 personas tuvieron que ser indemnizadas, 210 casas resultaron deterioradas, 110 vehículos perjudicados, así como puentes, calles, caminos y mucha infraestructura municipal.
            Los datos fríos, que quizá hubieran sido mejor ponderados si la desgracia no hubiera coincidido en Sanfermines, dan cuenta de una circunstancia excepcional en la que los ayuntamientos recién constituidos tuvieron que bregar en jornadas que encadenaron días y noches, meses que absorbieron los recursos y relegaron los mejores planes.
            En general, los particulares quedaron satisfechos por las indemnizaciones en los domicilios (el consorcio de seguros pagó una media de 10.300 euros en la comarca) y menos por los vehículos (un promedio de 4.000 euros al ser tasados por factores como la matriculación). Los gastos de desescombro y retirada de residuos fueron cuantiosos y en ellos trabajaron Mairaga y la brigada municipal.
            Cubiertas las primeras urgencias, el Ayuntamiento de Olite/Erriberri supo que quedaban fuera de las ayudas calles como la de Ujué y el Molinacho o el puente de las Fuenticas. En marzo, antes de que se desatara el covid, la Alcaldesa entregó al Gobierno de Navarra una memoria que valoraba en 150.000 euros los gastos pendientes de reparación. Después cayó como una losa la pandemia, que ha retrasado el trámite tres meses ante la impaciencia de todos.
            Además, un año después de la riada, el Estado y el Gobierno navarro tampoco han retomado con la fuerza esperada la materialización definitiva de unas ayudas necesarias en unas localidades golpeadas, dos veces seguidas, con la fuerza de un diluvio y una peste moderna. Ya es hora de atender las justas demandas. Cualquier movimiento político que desvié la atención de este objetivo principal no sería entendible en estos tiempos recios, sobre todo en el ámbito local. Quien no empuja para cubrir la necesidad mayor y juega a desenfocar la atención pagará un caro precio en la calle.