Amparo Sesma Lator no olvidó nunca a su hermano Anastasio, enterrado
con 37 años en una fosa común del cementerio de Torrero (Zaragoza) en octubre
de 1936 y forzado a alistarse en el Tercio de Sanjurjo del ejército franquista
tras ser detenido en Olite/Erriberri por ser socialista. Igual de mala suerte
corrieron una docena más de paisanos y, aproximadamente, 225 navarros de
izquierdas de 22 pueblos, asesinados en similares circunstancia y a los que el
Gobierno de Navarra va rendir este sábado un homenaje en la camposanto de la
capital maña (12 h), a ellos y a sus familias que en 1979 exhumaron los cuerpos
para darles honrosa sepultura en casa.
Amparo
contaba que su madre Blasa había muerto de pena, de esperar asomada al
ventanuco del frío otoño olitense la llegada estéril de aquel hijo obligado a
ser carne de cañón contra los suyos y fusilado por el temor de los mandos
franquistas a que se pasara con su camaradas al otro lado de la alambrada, a la
trinchera que el frente de Aragón resistía por la República. A Anastasio y sus
compañeros los identificaron rápido tras el golpe de Estado. “Carambo”, además,
había pertenecido a la junta del sindicato socialista. Con 28 compañeros más estuvo
trabajando gratis para las familias de los voluntarios que en
Olite/Erriberri se habían sumado al alzamiento militar. Acabadas las tareas de
la vendimia, 20 fueron enviados al frente y 13 cayeron fusilados en Zaragoza.
Ni sus
padres ni sus hermanos pudieron recoger sus huesos hasta 1979, cuando solo
cuatro años después de la muerte del dictador un autobús de familiares salió de
Olite/Erriberri con picos y palas para traer a los suyos ... (Ver más)