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El fraile hace 20 años en la Placeta de Olite |
Responsable del convento de San Fracisco de Olite/Erriberri
hace 20 años (Padre Guardián), organista de la iglesia de Santa María, cura de
Beire y Traibuenas, guía de viajes a Jerusalén, escritor, músico, gran
euskaltzale, amigo de amigos y, sobre todo, buena persona en el sentido más
amplio, todo eso y más fue Carlos Urbieta Beristain, recientemente fallecido a
los 86 años en Madrid.
El
zautztarra era sacerdote y organista en la parroquia madrileña de San Fermín de
los Navarros, en la calle Dato, cuando un desafortunado accidente ocasionó su
deceso el pasado día 16, una desgraciada noticia que ha llegado con alguna
demora a Olite/Erriberri donde era apreciado el dicharachero franciscano.
Urbieta
ingresó en Arantzazu (Gipuzkoa) el año 1943, donde destacó por su facilidad
para la música, sobre todo la de órgano que le acompañó toda su vida. Prosiguió
estudios en Roma y en el convento de Olite/Erriberri, del que guardaba un grato
recuerdo. En 1960 regresó al Santuario de Arantzazu para ser profesor de Teología.
Luego pasó por Alfaro, localidad riojana a la que también estuvo muy ligado.
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Escuelas del convento de San Fracisco |
Como sacerdote prosiguió en Arrasate/Mondragón
y luego, sobre el año 2000, llegó por segunda vez a Olite/Erriberri, ahora como
Guardián durante seis años donde se ganó el cariño de los parroquianos de un convento que, actualmente, está cerrado desde hace un lustro.
En su faceta de
escritor, colaboró, en euskera y castellano, con revistas locales como “La
Gaceta” y “La Voz de la Merindad”. Fue encargado de temas navarros del popular
Calendario de Arantzazu, muchos sobre asuntos olitenses, que en la lingua
navarrorum divulgaba con el también desaparecido Joxe Mª Lete.
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Portada de la revista escrita en euskera |
Gracias a Carlos Urbieta se reveló un
capítulo poco conocido del convento franciscano navarro durante la etapa más
dura del Franquismo, como fue que el cenobio de Olite/Erriberri acunó el
nacimiento de la revista “Gure Izarra” (“Nuestra Estrella”), con la Virgen de
Uxue en portada, en la que los estudiantes (“coristas”) plasmaban sus inquietudes
en un euskera perseguido fuera de los muros del edificio vecino del Palacio de
los antiguos reyes de Navarra.
Pero,
batallas al margen, Urbieta fue una persona bondadosa, de un buenismo carente de intereses espurios que solo queda en algún alma escasa.
Cada Navidad mandaba desde Madrid, de puño y letra, un calido Eguberri on en
tarjetas del también fraile artista Xabier Pérez de Eulate. Este año falló. Mal
augurio. Goian bego, Carlos. Lagun hobe, ona gizona. Zuregatik negar egiten
dugu.