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Calle de la Tafurería de apuestas autorizadas |
El 27 de enero de 1400, hace ni más ni menos que 621 años,
el rey Carlos III dictó una ordenanza para regular en Olite el juego de los
dados en los locales de “tafurería”, que eran como las modernas salas
recreativas que ahora también controla la administración, y lo hizo para evitar
episodios de violencia y, a la vez, recaudar a través de multas y el fisco.
Nada nuevo bajo el sol.
El
historiador Félix Segura ha estudiado el documento que guarda el Archivo
General de Navarra y aparece en una de las fichas del interesante libro
“Legajos en la mochila” (Ed Sílex) que reúne textos comentados de historia
navarra dirigidos a formadores de Educación Secundaria.
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Estatua de Carlos III en Pamplona |
La
publicación dirigida por Iñigo Mugueta describe de forma didáctica el contexto
de la orden del rey Noble en aquella villa de Olite en la que el siglo
arrancaba con peleas derivadas de las apuestas. Para paliar la situación el
Evreux prohibió los dados en las calles, el principal juego de la época por delante de los
naipes. Se podía apostar, sí, pero dentro de los “tableros” o
“tafurerías”, locales que precisamente dieron nombre en Olite a la una calle
del barrio de la Placeta.
Estas casa
de apuestas del medievo estaban controladas por el preboste, autoridad policial
y fiscal del rey en la villa. La ordenaza, que se pregonaba por las rúas,
también establecía multas para quienes, por ejemplo, se jugasen la ropa o
cediesen locales ilegales. Los insolventes pagaban con dos meses de cárcel.