En estos días en los que
se recuerda a las personas fallecidas viene a la luz de El Olitense la imagen
del antiguo carro mortuorio que hasta los años ochenta del siglo pasado llevaba
al cementerio de Olite a los vecinos que dejaban este mundo. Para los que lo
conocieron, el paso del carruaje enlutado de arriba a bajo, hasta las pezuñas
del caballo, era una estampa del todo sobrecogedora. El sacristán de Santa
María Higinio Landíbar fue uno de los conductores, al que también siguió Félix
Díaz, en la foto. La carreta trasportaba el féretro desde la iglesia al
camposanto, donde el fallecido recibía el último adiós de sus allegados.
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