
con la pata levantada,
echándose pedos,
pa las muetas de
Tafalla.
Así decía la copla popular que en Olite se cantaba cuando
llegaban las cigüeñas a las torres del Castillo cerca del 3 de febrero, fiesta
de san Blas. La verdad es que varias parejas de zancudas rondan el pueblo desde
hace semanas y que el santo rosquero, adalid contra los males de garganta, cada
vez tiene menos seguidores por aquellos de la secularización social, que
también ha llegado a los pueblos. Aún así, desde las 9 de la mañana que han
comenzado en San Francisco, en todas las misas de este domingo los curas han
bendecido tortas y rosquillas a golpe de hisopo. Así que a aprovechar el día,
porque a nadie amarga un dulce y, menos, comerse una rosca.