lunes, 13 de julio de 2020

SATISFACCIÓN Y PRUDENCIA EN EL SECTOR DEL TURISMO

“Tenemos casi tantos visitantes como en julio del año pasado” asegura, medio satisfecho medio cauteloso, uno de los empresarios más potentes que en Olite/Erriberri da empleo a una veintena de personas en medio de un verano raro por la crisis del covid que, paradójicamente, puede beneficiar al municipio del castillo.
            Cualquier observador se da cuenta de que, efectivamente, estos días por la localidad se ven bastantes turistas, muchos con mascarilla, que pasean en la “nueva normalidad” por las calles y llenan terrazas y bares. “Se nota más gente joven que otros años, viajeros que no han querido salir fuera y se han decantado por el turismo interior, de pueblos pequeños y entornos abiertos, que favorece a Olite/Erriberri”, explica este emprendedor que lleva en el sector más de dos décadas. 
           La verdad es que también se detectan menos turistas extranjeros, aunque en la localidad nunca han sido mayoritarios. Sin Sanfermines, en los hoteles no se alojan grupos de norteamericanos y sí se adivina un auge de autocarabanistas y gente que contrata apartamentos, un negocio en alza.
            El acceso pautado al Palacio Real, con entrada previa por internet y aforo reglado, también favorece que los visitantes que tienen que esperar para pasar la puerta a una hora determinada den más vueltas por el casco antiguo, lo que revierte en los pequeños negocios que giran en ventas alrededor del monumento.
            Casi todo el mundo reconoce que la afluencia es un arma de doble filo, que valdrá solo si se garantiza un turismo seguro, con todas las precauciones recomendadas para el control de la pandemia, por lo que la mayoría de los emprendedores ven bien la extensión del uso de las mascarillas. “Es una balanza que tenemos que equilibra con inteligencia. Necesitamos visitantes para que nuestra economía se active, pero para ello hace falta tomar todas las cautelas”, señala otro profesional moderadamente optimista.