viernes, 28 de enero de 2022

LA PERSECUCIÓN DE LAS MAESTRAS BEJARANO LLORENTE

Las hermanas fueron detenidas y purgadas
Mercedes, Blanca y Julia Bejarano Llorente sufrieron una persecución en Olite por su condición de docentes y republicanas que les llevó tras el golpe de Estado a la detención y depuración profesional, y que ellas atribuyeron al acoso personal de algunas autoridades locales según la defensa que realizaron ante los tribunales de la dictadura y que recoge César Layana en “Expolio y castigo. La represión económica en Navarra, 1936-1945 ... 1966” publicado por el Gobierno foral.

            De las tres hermanas, Mercedes era maestra en la escuela y Blanca inspectora de educación. Todas fueron acusadas de simpatizar con la República y trabar amistad con la también docente y abogada socialista de Villafranca Julia Álvarez Resano, que además fue la  primera mujer navarra diputada en Madrid.

Alumnos de la escuela municipal en 1934
            Las Bejarano, explica Layana en el libro, fueron arrestadas tras la sublevación del 36, sancionadas y sometidas a un expediente de responsabilidades políticas al que contestaron con alegaciones en las que subrayaban, por ejemplo, que eran católicas y asiduas a misa. Mercedes, por ejemplo, destacó que pertenecía a las terciarias de San Francisco y a las Hijas de María de Olite.

            En su descargo relacionaban el acoso con elementos del tradicionalismo local “que les habían denunciado por venganzas personales y profesionales”. La guardia civil, por ejemplo, señalaba en un informe que la inspectora Blanca se había significado en la defensa del carácter laico de la enseñanza y que Mercedes había retirado crucifijos de las escuelas como dictaban las leyes de la República “hasta el externo de que por su culpa llegó a haber un conato de alteración del orden” según la denuncia.

            Por su parte, el alcalde ahondaba en esta versión contra Mercedes, mientras que en su defensa las hermanas argumentaban que se trataba de exageraciones y apelaban al párroco de Santa María que confirmaba que “cumplían sus deberes religiosos”, lo mismo que el cura de Villafranca que también subrayó que habían “leído siempre buena prensa como son Diario de Navarra y la revista católica de magisterio Atenas”.

            El descargo iba acompañado con firmas de distintas asociaciones católicas y un informe favorable del sacerdote en el que reconocía que había vigilado y hecho un seguimiento en la escuela a la maestra de Olite.

            Por sus parte Julia, que fue detenida con sus hermanas por orden de la Junta local de Guerra en agosto de 1936 y luego liberada, sospechaba que la intención inicial era asesinarlas porque el jefe local “muy ladinamente dice en su informa que estábamos tanto mi hermana como yo en ignorado paradero, y ese era su deseo, pero gracias a Dios no estábamos donde él quería”. Las tres acusadas vivían juntas y eran hijas del capitán de infantería Pablo Bejarano, que había fallecido en Pamplona en 1901.

            Las hermanas tuvieron que coincidir en Olite con el joven maestro Juan Barásoain Armendáriz (1909-1937), detenido y pronto fusilado tras el alzamiento militar, y que había sido vicepresidente del sindicato socialista FETE del que prácticamente la totalidad de sus afiliados fueron purgados. Además de Barásoain, en la comarca fueron asesinados los maestros de Villafranca (Sixto Alonso, también presidente de FETE), Peralta (Balbino Badós), Caparroso (Emeterio Jaurrieta) o Ujué (Heriberto Pérez Urtubia).