jueves, 29 de enero de 2015

OLEADA DE HURTOS Y SECUELAS

La cadena de robos no para en Olite. El último, otro más, este miércoles por la noche en la agrupación de viviendas Erri-Berri, mientras el propietario estaba en un bar cercano viendo el partido Atlético-Barcelona que retransmitían por TV. La situación no es normal. En menos de dos semanas, ha trascendido este último hurto, más dos el martes en sendos chalés en la zona cercana a Bodegas Ochoa, y otros dos la semana anterior en la Avenida de Beire, amén del asalto un día antes a la sucursal del Banco de Santander. Los robos a los domicilios se producen casi a la misma hora, en entornos parecidos y con  la sospecha de que los inquilinos han sido previamente vigilados para conocer sus ausencias.
            La ofensiva de los cacos es llamativa por la intensidad y  más dado el número de policías por habitante que hay en la zona. En cinco kilómetros a la redonda conviven, por ejemplo, dos cuarteles de la guardia civil, uno de la policía foral y dos cuerpos de agentes locales en Olite y Tafalla. Navarra, además, tiene un policía (sea foral, nacional, municipal o guardia civil) por cada 149 habitantes, frente a los 144 de la CAV, los 197 de Canarias o los 219 de Cataluña. El hecho de que la crisis económica genera precariedad, acarrea facturas como ésta. Es una secuela que denota la fragilidad de la cohesión social en lo más cercano y ante la práctica impasibilidad de los poderes autonómicos y locales que desde planes de formación o bolsas de empleo elaboradas con justicia no atajan, en lo posible, los efectos indeseables de la pequeña delincuencia.