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Los golpistas, en el Ayuntamiento |
El domingo 19 de julio de 1936, hace ahora 85 años, el golpe
de estado contra la República cuajó en Olite/Erriberri después de una misa por el
asesinado líder de la derecha José Calvo Sotelo (Renovación Española) tras la
que unas 300 personas subieron a tiros desde la calle San Francisco hasta la
Plaza, donde en una hoguera quemaron los retratos que había en el Ayuntamiento
del presidente del gobierno, Manuel Azaña (Acción Republicana) y las banderas
del sindicato UGT que habían arrebatado tras asaltar la sede.
La
editorial Pamiela ha editado recientemente “La represión en Navarra (1936-1939)
Trabajo de campo y archivo (2ª parte)” en el que el prestigioso historiador
José Mª Jimeno Jurío recoge, por ejemplo, el relato de un caminero que 42 años
antes había sido testigo de la revuelta iniciada después de la misa funeral
celebrada en la iglesia de los Franciscanos. |
Se leyó el bando de Mola, (junto a Franco) |
Antes de acabar a la fuerza con el consistorio que había salido elegido en las elecciones
municipales de abril de 1931, los golpistas, cuenta el testigo, “por la calle
San Francisco y por el Portal venían de misa con las pistolas a tiros, cerca de
300 tirando tiros a lo loco”.
Los
sublevados, que secundaban el alzamiento militar iniciado un día antes en
Marruecos, llegaron a la Plaza e
inmovilizaron al alguacil municipal. “Lo cogen, le quitan la chaqueta del
uniforme, pantalón y una boina, y visten a un individuo que iba con ellos ...”,
describe la situación el vecino. Después la turba desvalijó la sede del
sindicato ugetista y “cogieron todas la banderas y todo los que había por allí”
para organizar una fogata en la Plaza: “Lo quemaron todo en una hoguera, los
cuadros de Azaña, en fin, todo”. |
Arenga en la Pamplona sublevada |
Sobre las
diez de la mañana cercaron las entradas y salidas al municipio. El vecino cuenta que “acorralaron todo el pueblo. En este portal pusieron unos 20, otros
20 en otro lado, para que nadie saliera del pueblo ...” y todos los jornaleros
que regresaran de las labores de trilla en el campo se fueran entregando.
“El bando
de Mola lo leyeron cuando venían con las pistolas tirando tiros... Fueron todos
con el alcalde que nombraron ellos. Uno lo llevaba como a los toreros al
hombro, el alguacil...” describe la declaración que el fallecido investigador
de Artajona guardó en unos cuadernos que han salido ampliamente a la luz ahora.