En la foto, Jesús Mª Galar Lenzano |
A demás de su gran pasión la empresa, Galar tenía un carácter abierto ligado al buen tendero que siempre fue y que le hizo ganar una larga lista de amigos en su localidad y fuera de ella. Ni la enfermedad del ELA que le ató a una silla de ruedas los últimos meses pudo borrar un sentido del humor extraordinario que le ayudó a superar dificultades personales ligadas a la desaparición temprana de Juana, su mujer, y después su compañera Mª Jesús, a las que tanto quiso.
Jesús Mari siempre estuvo cerca de sus hijos, Ruht y David, de sus respectivas parejas, y dos nietos Teo y Pau y la que llegará el próximo año, Jone. Todos le contarán que tuvieron un buen abuelo y gran emprendedor, uno de los pocos industriales de peso de la localidad. Descansa en paz Jesús Mari (tenías que haber escrito un libro con todos los chistes y dichos raros con los que nos robabas una sonrisa a diario).
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