El corellano se hizo cargo de la plaza hace aproximadamente
medio siglo. Le tocaron nuevos tiempos en los que, por ejemplo, por primera vez
tras la dictadura chicos y chicas compartieron aulas, algo vetado hasta
entonces.
Don Javier, que así le llamábamos sus alumnos, era maestro
de educación general pero sobre todo le gustaban las manualidades.
"Pretecnología" se llamaba la asignatura en la época.
Javier Sesma era un experto del reciclaje, tan de moda ahora. Cualquier material, del alambre a los macarrones, de los palillos a las cerillas, servía para los mil artilugios que ideaba con los que trasmitía creatividad a sus pupilos. La Inteligencia Artificial nunca podrá enseñar esto.
Muchas de sus habilidades se mostraron en exposiciones
públicas y cuando se jubiló, por ejemplo, dio vida a las figuras de la comparsa
de gigantes de San Martín de Unx, de donde era su esposa y también se
estableció.
Todavía en fiesta de Olite/Erriberri de hace unos años se le vio con su vaso de güisqui en la Fragua. Departía amable con antiguos alumnos, de los que generalmente guardaba buenos recuerdos.
En los últimos tiempos prefirió vivir más en el Mediterráneo
que en nuestro frío entorno. Se desvivió por su hijas, Estela y Eva, y demás
prole, que han publicado un bonito recordatorio donde se le ve todo elegante,
como siempre fue Sesma, pequeño de talla y grande en talento. Que la tierra te
sea leve, maestro.
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