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Curas y estandartes hace más de un siglo |
Hasta bien entrado el siglo XIX los feligreses de Olite/Erriberri
pertenecían a una de las dos parroquias del pueblo en función de su apellido,
no del barrio en el que habitaban o la proximidad a una de las dos siempre
antagónicas San Pedro o Santa María que era lo habitual en otros pagos.
El cura
Juan Albizu (1876/1955) descubrió a principios del siglo pasado que esta
jurisdicción “tan excepcional” duró aproximadamente hasta 1881 y que el reparto
por familias pudo comenzar a mediados del s XVI con los registros de fieles que
inició el Concilio de Trento.
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Procesión en la travesía del pueblo |
En la
localidad, por tanto, marcaba la pertenencia la descendían de un padre, su
esposa, y la trasmitían los hijos varones que mantenían el apellido. Los vecinos
que llegaban de fuera tenían la opción de elegir entre San Pedro o Santa María.
De esta
curiosa manera se podía dar el caso de olitenses/as de distintas parroquias que
vivían en la misma casa o tenían domicilio al lado de una iglesia sin ser
feligrés de ella, según explicó en 1915 el también sacerdote de San Pedro en
sus “Apuntes históricos de la ciudad de Olite”.
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Parroquianos con sus cruces en la Plaza |
Entre los
apellidos que exclusivamente eran sanpedreros, entre otros, estaban Aldave,
Andía, Brinol, Castellano, Chueca, Egea, Izurriaga, Fadrique, Galdeano,
Jaurrieta, Labarta, Lerga, Lopeandía, Lus, Mangado, Rodeles, Oyaga, París,
Suescun, Sos, Torres, Viela o Uriz. Por contra, en Santa María estaban, por
ejemplo, los Abaurrea, Arizmendi, Eraso, Gorri, Lorente, Marticorena, Villar, Ujué
o Escudero.
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