Imagen medieval del martirio del santo |
Fue la
reina Leonor, mujer de Carlos III el Noble, la que en 1401 fundó la cofradía
olitense para pedir amparo al santo mártir a raíz de una epidemia de peste que
afectó al reino. Se nombró un capellán, que tenía que ser hijo de la entonces
villa, del que se exigía que fuera “pobre, honesto y de buena vida y
conversación”, según la documentación que manejó Alejandro
Díez para escribir “Olite, historia de un reino”.
Como
patrono de la cofradía figuró el Ayuntamiento o Concejo, que para la
subsistencia aportó en 1458 una viña y “un pedazo de landa”. Como curiosidad
figura que, el 19 de enero de 1586, el pregonero León Peralta leyó un bando en el
que anunció que, “mañana día de San Sebastián, que es voto de la villa, todos
los vecinos y habitantes” debían barrer las aceras de las calles para que
“chicos y grandes vayan a la procesión y guarden el voto como tienen costumbre,
so pena de cuatro reales ...”
Alejandro
Díez también dejó escrito que en el archivo municipal quedó constancia de los
nombres de todos los capellanes que guardaron al santo asaeteado, hasta que la
cofradía se extinguió en el siglo XIX.
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