sábado, 29 de septiembre de 2018

LECCIÓN MAGISTRAL SOBRE LAS DIVISAS NAVARRA-EVREUX

De dcha a izq, Zuza, Iriarte y Ramos tras la conferencia
Ciento cincuenta años de evolución de los emblemas heráldicos de la dinastía Evreux (s. XIV-XV), la que aportó mayor brillo al reino de Navarra casi siempre desde Olite, fue el novedoso argumento abordado por tres investigadores de talla en la conferencia con la que la empresa Guiarte inauguró el viernes las Jornadas Europeas de Patrimonio organizadas por el Gobierno navarro y en la que también colabora el Ayuntamiento.
Momento de la charla en la Sala de los Arcos
          
La Sala de los Arcos o de los Murciélagos del Palacio Real acogió esta interesante experiencia sobre heráldica navarra, que merece un curso propio más amplio, y que abrió el experto estellés Mikel Ramos para explicar las armas y los emblemas que utilizó la Casa Evreux (carbunclo navarro y lises francesas con banda cruzada) y cómo Carlos II fue el que introdujo dos galgos o lebreles que fonéticamente en francés se parece al apellido al pronunciarlo.
Armas Navarra-Evreux
            Ramos contó, después, que Carlos III el Noble empleó en sus divisas una gama propia de colores: rojo, blanco, negro, azul y verde. También el conocido sello del triple lazo, el castaño y el lema “Bonne Foy” (Buena Fe), que con mayor o menor presencia utilizaron sus descendientes hasta el Príncipe de Viana.
Bandera en el Palacio Real
           Precisamente de Carlos Aragón Evreux se encargó 
de disertar todo un especialista en su figura, el historiador y escritor pamplonés Mikel Zuza, al que ha dedicado su último libro, “Príncipe de Viana, el hombre que pudo reinar” (Pamiela). Zuza recordó que la heráldica o la numismática fueron otras arnas con las que el hijo de Blanca de Navarra combatió a su usurpador padre, Juan II de Aragón, y que insistió en presentarse siempre como descendiente directo de los Carlomagno y San Luis de Francia frente al linaje castellano y supuestamente hebreo de los Trastámara. La huella icónica dejada en dos de sus libros que se encuentran en París y Londres sirvió para ilustrar la relevancia de la heráldica propia.
Detalle de la portada del libro de Zuza
            Por su parte el arquitecto Aitor Iriarte, que en la últimas décadas ha estudiado metro a metro la estructura del Palacio, realizó una bonita presentación del rastro de las divisas en Olite, de la frase “Bonne Foy” encontrada, por ejemplo, en 2005 en una pieza de cerámica que puedo ser el remate de una fuente y que también estuvo en una vidriera desparecida sobre el Portal de Fenero en la restauración.
Adorno del lazo eterno
            Iriarte, además, habló del triple lazo del famoso ventanal de la Atalaya, que se repite en la cerámica de la fuente extraviada o en la habitación de los yesos mudéjares. El actual Salón del Rey originariamente era “Sala de los lazos” y mantiene hoy las marcas de una cenefa que pudo portar el sello del monarca, según apreció el investigador bilbaíno. El castaño, sus hojas y fruto, también aparecen en los mosaicos hallados, en los escudos reales o en los collares de la tumbas de los nobles. El lebrel, además, era un emblema conocido y, por ejemplo, daba nombre a la ahora torre del Aljibe, en cuyo tejado de plomo pudo ondean la bandera Navarra/Evreux entre siluetas de estos galgos.

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