Los restaurantes, los hoteles, los bares y los pequeños
comercios de Olite/Erriberri han notado esta Semana Santa, en general, una inyección
de optimismo en el cuerpo de la economía local que no acusaban desde que hace
prácticamente diez años comenzó una crisis con la que han tenido que lidiar los
últimos tiempos, no sin dificultad. Parece que, pese a la precaridad del empleo
que crea y la estacionalidad en los ingresos, el sector servicios olitense
encara el año con esperanza.
“La llegada
de visitantes ha sido intensa y se ha repartido en más días”, asegura un
propietario de una taberna que se esfuerza en completar su barra con nuevos
pinchos. Cerca, el dueño de un bar pone el cartel de menús de fin de semana a
19 €, mientras tiene prácticamente llenas las mesas de la terraza siempre que
el Cierzo le deja.
“Ha habido
días que para las 11 de la mañana ya teníamos en el comedor completo y, entre
semana, reservas de hasta 80 personas de una tacada”, manifiesta otro ayudante
de restaurante. “La pena es que no se reparta más el trabajo el resto del año”
...
“El hotel está completo toda la
Semana. Estamos trabajando muy bien”, asegura la joven recepcionista de un
hotel del casco antiguo con la sonrisa de siempre pero un brillo en los ojos
que vislumbra que el contrato que ha firmado se prorrogará, al menos, hasta
septiembre. En la rúa San Francisco hay un trasiego de visitantes que encaran rápido
la Oficina de Turismo. Alguno se detiene en las tiendas de nuevo cuño que acaban
de abrir negocio en los últimos meses.
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