sábado, 28 de noviembre de 2015

ADIÓS A LA POSADA DE LAS HERMANAS “RUPERTAS”

La pala excavadora ha convertido en polvo estos días los últimos cimientos de la antigua posada de las “Rupertas” en Olite, un edificio que estaba situado en los primeros números de la rúa de San Francisco, frente a la Placeta y en pleno casco antiguo. El valor artístico de la casa no era tan relevante como el sentimental para quienes conocimos, siempre asomadas a sus grandes ventanales, a las hermanas Cruz y Vicenta Jaurrieta, que heredaron el nombre de “Rupertas” de una madre que fue prima carnal de mi abuelo Fulgencio Ansa Jaurrieta.
            El salón del primer piso era amplio, algo lúgubre a los ojos de un niño de hace 40 años, y tenía un gran barra que se veía desde la calle. En la fachada, un letrero anunciaba “Posada/Chambre” al lado de una chapa redonda de “Beba Coca Cola”. Las “Rupertas” y su madre sirvieron allí comidas y copas. En el segundo piso había camas y, creo, hasta fue salón de baile en tiempos duros de posguerra. Con la muerte de las hermanas el negocio decayó, el edificio pasó de manos y, en las últimas fiestas patronales, acogió hasta la venta de pollos asados. Los nuevos vientos empujan tanto como la pala excavadora y desde la semana pasada la posada de las “Rupertas” es solo historia menuda, pero importante.

1 comentario:

  1. Bonita y detallada crónica. Son muchos los recuerdos de la infancia vividos entre esas cuatro paredes, en compañía de esas dos entrañables mujeres, todo amor y cariño. Gracias.

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