lunes, 24 de agosto de 2015

LA DESNUDEZ DEL PATRIMONIO

Por Álvaro Anabitarte
Entre la riqueza patrimonial de nuestra comunidad, dos edificaciones atraen mayormente la atención del visitante de manera sobresaliente: el castillo-palacio de Olite y la catedral pamplonesa. Ambos espacios acumulan un importante número de forasteros que visionan atentamente sus estancias, pero con una cierta decepción por la falta de elementos que, de alguna manera, realcen el continente patrimonial.
         En el palacio de Olite, una de las piezas más conocidas fuera de nuestras mugas y que recibe al forastero con sus mejores encantos, dejándole, en la mayoría de las ocasiones, con la boca abierta y encantado de lo que se le muestra en todo el entorno exterior, todo marcha bien hasta que se empieza a recorrer las diversas estancias. Entonces el desencanto se apodera del visitante ... (Ver en Diario de Noticias)

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