Las fiestas de Olite/Erriberri, como las del resto de los pueblos en general,
son propicias para reventar las costuras de los pantalones. Del desayuno se
pasa al almuercico, del frito con
gamba del mediodía a la comida en la sociedad. Por no hablar de las meriendas
en los toros y, para culminar, la cena de rigor, siempre potente para regar
bien la noche.
A falta de algo mejor, el comercio
y el bebercio son las aficiones de
los naturales, un ejercicio plebeyo que antaño solo podían practicar con decoro
las clases más nobles: reyes, cortesanos y clero elevado. Por ser Olite una de
las sedes del viejo reino, en los archivos abundan ejemplos del buen yantar en el
que se prodigaban aquellos navarros, del que en fechas como las fiestas
patronales nos podemos hacer hoy una idea ... (Ver más)
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