lunes, 21 de noviembre de 2022

AGRAMONTESES-BEAUMONESES EN BLANCO Y NEGRO

Documentación de Olite en la exposición
Me ha entretenido la exposición Agramonteses-Beamonteses abierta en el Archivo de Navarra, gustado la infografía y suscitado alguna inquietud el contenido. Después del chorro de autores y libros que en los últimos 20 años han aportado novedades la muestra aboca al visitante a un discurso reiterado. No hay mayor luz sobre el asunto complejo de la división nobiliaria. Insiste que el reino se desangró por ella hasta ser indefectiblemente conquistado por su deriva. Otras aportaciones, empero, han investigado que la guerra llegó con la división banderiza prácticamente restañada y que, por ejemplo, los beaumonteses mismos se revelaron contra los conquistadores, a los que inicialmente apoyaron, una vez que muerto Fernando el Católico (1516) desapareció el compromiso personal que con el aragonés tenían. De estos matices no hay rastro en la muestra.

Panel con los principales protagonistas
            Sí destaca la exposición la ambigüedad de los agramonteses que al comienzo de la invasión (1512) rindieron pleitesía, pero disimula que meses después se levantaron e incluso dejaron su vida y patrimonio en defensa de los reyes Catalina I y Juan III como, por ejemplo, el propio Mariscal Pedro de Navarra (se cumple ahora 500 años de su extraña muerte en prisión), Carlos de Mauleón (abatido en la batalla de Noain y enterrado en Olite) e incluso el merino olitense León de Ezpeleta, al que nuevos trabajos ligan incluso con la vuelta al mundo de Elcano-Magallanes en la que pudo enrolarse y fallecer como escribiente tras la persecución agramontesa.

En rojo, partidarios del Príncipe
            Demasiado blanco y negro y pocos grises en una muestra que, por otra parte, se merece un espacio mejor que la sala protogótica del antiguo Palacio Real de Pamplona. Esas vitrinas con mortecinas luces de neón no ayudan a disfrutar, por ejemplo, de documentos extraordinarios como el testamento original de Blanca de Navarra que introdujo la división en el reino o el libro de agravios que con testigos de Olite sirvió para que los reyes de Navarra reclamaran al Católico por el asedio al que el conde de Lerín sometió a la leal población.

Capilla de los Mauleón en San Francisco
            Me agradaron los árboles genealógicos, la heráldica y los mapas por zonas de dominio banderizo, en los que me afligió cómo al comienzo del conflicto mi pobre Olite era una isla partidaria del Príncipe de Viana rodeada de queridas vecinas levantadas por el Juan II de Aragón. También me ha gustado mucho la foto de la capilla de los Mauleón en la iglesia de San Francisco de Olite, con sus preciosos y únicos escudos de madera policromados y que merece un trabajo de investigación mayor incluso en su interior.

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