Casa de los Atondo en la rúa Mayor |
El suceso más sonado ocurrió el 28 de diciembre de 1524 cuando los olitenses se enzarzaron con tropa de la compañía González de Mendoza, acantonada en la localidad y que a través de su capitán reclamó alojarse en casa de Atondo, con palacio todavía hoy ostentoso en la calle Mayor. Los regidores (ediles) encargados del reparto se negaron, alegaron que la dueña de la casa estaba enferma, cuenta Jesús M Usunáriz en su trabajo “Soldados, sociedad y política en un reino de frontera: Navarra siglos XVI y XVII”.
Los militares no cejaron y, recoge el estudio, increparon a Atondo y le acusaron de traidor y francés. Blasfemaron, golpearon la puerta e insultaron a su suegra con gritos de “puta vieja alcahueta”. El Ayuntamiento ofreció una posada alternativa, pero los soldados erre que erre.
Cuando los militares comenzaron a romper el portón, algunos vecinos alarmados advirtieron a voces “!Al licenciado (Atondo) matan, al licenciado matan!”, y varios acudieron “a los defender, vista la gran sin razón, injusticia y bellaquería que le hacían”. Todo ello desató un alboroto, repicaron las campanas de alerta, y el choque acabó con varios heridos, según recoge Usunáriz de fuentes que documenta en los Tribunales Reales.
Escudo en la fachada del palacio Atondo-Zuría |
El desafío contra los Atondo no fue el único que llegó a los tribunales. El abuso de la tropa por impago de las provisiones que tomaba fue frecuente. En Olite también, en mayo de 1576, el Ayuntamiento se quejó por que “el vínculo de la villa había sido esquilmado” y no quedaba nada para proveer a la localidad. El hambre amenazaba y los regidores no tenían dinero para comprar provisiones, por lo que temían “escándalos y alborotos”.
Las quejas se repitieron en años sucesivos porque las tropas “andan dando vueltas por todos los lugares del, haciendo tan intolerables daños ...”, reflejan los documentos. Más de un siglo después, continuaba la militarización de Navarra como avanzadilla defensiva frente al eventual enemigo francés.
En 1639 los alcaldes y varios regidores de Olite y Tafalla fueron detenidos por no cumplir la orden del virrey de alojar soldados. Hospedarlos, argumentaban las autoridades municipales, iba contra la costumbre o fuero de ambas ciudades. Las leyes de 1519 establecían que el aposentamiento tenía que coordinarse con los alcaldes y concejales, que además debían fijar el precio. Ningún vecino podía ser obligado al alojamiento.
Los castellanos siempre robando en todo el mundo!
ResponderEliminarBien heredaron los españoles sus mañas,y los bb orbines las duplicaron