Unos 70 bomberos desplazados desde seis parques de toda Navarra trabajaron durante seis horas para estabilizar las llamas antes del anochecer. En los momentos de mayor peligro, la carretera de acceso a la población quedó cortada.
El Ejecutivo foral apoyó la operación con efectivos desplazados por el Gobierno central, que aportó avionetas e incluso un helicóptero pesado. Un retén vigila la zona para que las brasas no se aviven con el viento y las altas temperaturas registradas.
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