El turismo de esta Semana Santa en Olite/Erriberri
posiblemente haya roto un nuevo récord al alza, a falta de computar últimos
datos. Una tromba de visitantes ha inundado las calles y algunas estimaciones
calculan que cada día han entrado en el casco antiguo mil personas más que el
año pasado, que ya fue bueno. Se han repetido las colas ante la Oficina de
Turismo y el Palacio Real, que con la incorporación de la reserva de entradas
por internet ha agilizado su organización y satisfecho mejor la demanda.
Con ser
todo ello teóricamente bueno para la economía local, que es lo que importa,
quizá haya llegado el momento de pararse a pensar. A reflexionar hacia dónde
puede encaminarse en el futuro el sector y, en lo esencial, cómo crear empleo y
prosperidad. El turismo de aluvión no es para nada desdeñable. Da trabajo y
propaga la imagen de la localidad, aunque no debería conformarnos.
Un
peldaño más en calidad, en prolongación de las estancias o el incremento del
gasto por visitante, sería el nuevo objetivo a lograr con un diseño coordinado
de la oferta (hoteles, restaurantes y comercio) en combinación, por ejemplo,
con una buena programación cultura. Para todo ello hace falta presupuesto, que
es lo difícil de complementar, pero tener la idea que orienta ya es, en sí,
importante.
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