Un operario, en el alero del Museo del Vino |
Sabida es la gran cantidad de palomas que puebla el casco
antiguo de Olite/Erriberri y del daño que hacen en los edificios deshabitados,
argumentos contra los que, por ejemplo, han intentado poner remedio esta semana
en el casón que alberga en la Placeta el Museo del Vino y la Oficina de Turismo
dependiente del Gobierno de Navarra.
Varios
operarios subidos en elevados andamios rodantes han colocado estos días
ahuyentadores de aves en las ventanas del edificio y limpiado los aleros y el
tejado que, como muchos de la zona, sirven de cobijo a las bandadas de palomas
que con sus excrementos perjudican estructuras y ensucian aceras.
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