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Consistorio republicano olitense |
Se cumple 90 años de la Revolución de Octubre que desató la
entrada de ministros de la derechista CEDA en el gobierno del radical Lerroux y
supuso la involución de la II República, una fuerte represión en Asturias y
Cataluña o la destitución de miles de ayuntamientos como el de Olite/Erriberri.
A finales
de octubre de 1934 los concejales olitenses de la mayoría
republicano-socialista ya se temían lo peor después de la violencia con la que
el Ejército había sofocado la huelga revolucionaria asturiana y que, según el
nuevo gobierno central, había contado con el aliento de algunas corporaciones municipales
por lo que merecían el cese. La insurrección finalmente se saldó con más de mil
muertos, dirigentes encarcelados y el cierre de sedes de partidos y sindicatos,
también la UGT de Olite.
En
noviembre se sustituyó al alcalde y concejales por otros nombrados directamente
a dedo por el gobernador civil. El día 6 se constituye en nuevo Ayuntamiento
bajo la presidencia del gerente de la fábrica Harino-Panadera Olitense, José
Iturralde. Cirilo Úriz y Juan Corcín son designados primer y segundo teniente
de alcalde, respectivamente.
Los ediles
suspendidos habían sido elegidos democráticamente en las elecciones municipales
de 1931: los republicano-socialistas Juan García Lacalle (alcalde), Jaime Alda,
Tomás Chivite, Constantino Eraso, Julio Pérez y Salvador Eraso, así como los
carlistas Santos Catalán y Esteban Gorri y el monárquico Leonardo Jaurrieta.
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Foto de la insurrección asturiana |
A partir de
ahí y hasta que en víspera de las elecciones generales de 1936 fueran
restituidos, el nuevo ayuntamiento se dedicó durante más de un año a
desmantelar el trabajo de los tres años anteriores bajo el amparo de prórrogas
sucesivas del estado de guerra: se purgarán libros de la biblioteca municipal,
denunciarán al alcalde socialista, prohibirán la blasfemia en público y hasta
volverán a cambiar los nombres de las calles porque algunas “se refieren a
hechos del marxismo y no a personas ilustres” (“Primero de Mayo”, “Mártires de
la libertad” o “Pablo Iglesias”).
En el
pueblo se vive el pulso y los alguaciles registran alteraciones del orden. Aparecen
letreros trazados con pintura negra. Cerca de un grupo de casas baratas pone
“Viva el proletariado asturiano y España soviética”. En la pared de un
huerto,“Abajo el clero”. Y en el puente del Chorrón, otra con un “Viva Rusia”.
En el polo
contrario los agentes denuncia a dos vecinos que por la noche gritan en una
taberna “Viva el rey y Gil Robles” y, semanas después, a un carlista
reincidente por lanzar proclamas como “Viva Alfonso Carlos el rey
tradicionalista”.
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Cartel de propaganda en Olite |
Los cambios
en el gobierno central, los recursos presentados en los juzgados por los
concejales suspendidos, el apoyo en Madrid que brindó el diputado estellés
Manuel Irujo (PNV) consiguieron que, finalmente, a comienzos de 1936 se allane
la restitución del ayuntamiento democrático. El 10 de enero el consistorio
celebra un pleno para que “vuelvan a sus puestos los concejales propietarios” y
cesen los que los sustituyeron, de acuerdo con una orden llegada por telégrafo
desde el nuevo gobierno civil.
El diputado foral tafallés David Jaime (Izquierda Republicana) felicita a los cargos que regresan
y pide por carta “la reposición de todos los demás ayuntamientos de España que
fueron injustamente destituidos”. El 16 de febrero el Frente Popular gana las
elecciones generales, aunque en Navarra lo hace el Bloque de Derechas.
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