domingo, 25 de abril de 2021

EL DÍA QUE OLITE RECIBIÓ AL CONDE DE LOS GITANOS

En abril de 1435 la reina le entregó 24 florines
El 27 de abril de 1435 el secretario de la reina Blanca emitió en Olite un recibo a favor de Tomás, “conde de Egipto Menor”, en el que consignaba una limosna de 24 florines “en dineros carlines prietos” y que es uno de los documentos que atestigua la llegada de grupos de gitanos a Europa occidental y la primera noticia en Navarra.

            El tesorero de la madre del Príncipe de Viana, Gil Periz de Sarasa, fue quien entregó en mano las monedas para que el patriarca y su grupo cumplieran “la penitencias que el Padre Santo (el Papa) nos ha mandado”, una excusa recurrente con la que los primeros gitanos acudían a las cortes para solicitar ayuda, según recoge el libro “Legajos en la mochila” que ha coordinado Iñigo Mugueta (Ed. Silex).

Estampa de comitiva "egipciana"
            La revista de historia de Nacional Geographic de este mes también dedica un capítulo a estas primeras presencias de grupos de nómadas gitanos, “egipcianos” en el lenguaje de la época, que fueron acogidos con curiosidad y recibieron salvoconductos y limosnas de las autoridades.

            La conquista turca del Este de Europa pudo ser el detonante de su migración. Se organizaban en pequeños grupos encabezados, decían, por un duque o conde, como en Olite, de “Egipto” o “Egipto Menor” y argumentaban su itinerancia permanente por una penitencia papal tras haber renegado del cristianismo ante los invasores turcos.

Grabado de Jacques Callot
            Los reyes y príncipes de Navarra, Francia o Imperio Germánico solían ser comprensivos y conmovidos por su desventura aportaban donativos, como hizo la reina Blanca. Con el tiempo su desprestigio aumentó. En 1499 en Castilla, por ejemplo, se decretó su expulsión. En 1549 la Cortes navarras pidieron que no se les acogiera en los pueblos y regularon castigos físicos de azotamiento.

            Antes de visitar la corte de Olite, en 1427 por ejemplo, está documentada la llegada a París de un duque, un conde y diez hombres a caballo procedentes del Bajo Egipto, que “a pesar de su pobreza había entre ellos brujas que adivinaban examinando las líneas de la palma de la mano...”