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miércoles, 30 de agosto de 2023

MISTERIOS DE LA MURALLA DE OLITE, NUEVAS APOTACIONES SOBRE EL ORIGEN MEDIEVAL

Foto antigua del cerco
El Palacio Real de Carlos III (s. XIV-XV) es como una gran colección de fuegos artificiales que deslumbra Olite/Erriberri y, a la vez, deja en penumbra otros tesoros tan interesantes como la monumental muralla que cerraba desde siglos antes el núcleo de la población. El origen del cerco ha sido discutido, si bien las últimas investigaciones, pruebas de carbono 14 en EE.UU. por medio, apuntan al medievo y revelan más sorpresas.

            Las excavaciones arqueológicas practicadas en los últimos años en la zona de la iglesia de Santa María han aportado novedades sobre el recinto de la primera muralla o Cerco de Dentro. El uso de sillares almohadillados frecuentes en los siglos I-II d C hizo que durante décadas se defendiera el origen romano a pesar de que los documentos de la época obvian una obra de envergadura difícil de pasar inadvertida, con unos 600 metros de trazado y de la que se han conservado 20 torres o cubos.

Sello de Olite con la potente muralla del siglo XII 
            Los trabajos para colocar un tejado protector de la portada y otros algo anteriores en el área de la capilla de San Jorge han abierto camino a una interpretación distinta que apunta a la Edad Media como tiempo de construcción del cerco. Para abordar algunos resultados arqueológicos la Universidad Pública de Navarra (UPNA) organizó dentro de sus cursos de verano de 2018 una conferencia sobre el templo dentro del ciclo “Cinco puertas abiertas al patrimonio cultural” y algunos datos también se incluyeron en el libro “La portada de Santa María de Olite, de la vid a la piedra” coordinado en 2019 por Carlos Martínez Álava.

Tumba hallada en la zona
            Entre febrero y junio de 2008 el Gobierno de Navarra desarrolló obras de mantenimiento del Palacio Real entre la zona norte de la iglesia y la fachada sur del Parador de Turismo, en el área de las ruinas de la capilla de San Jorge donde se encontraron 79 sepulturas en orientación cristiana de las que se excavaron 43 y quedó pendiente un estudio más en profundidad que se retomó en 2014 por lo interesante de los hallazgos.

           Los arqueólogos realizaron un sondeo a pie de una torre del actual Parador o Palacio Viejo, que presenta el característico almohadillado de la muralla. En la cata se halló la tumba medieval de una persona que había quedado seccionada por los cimientos. El enterramiento, por tanto, era anterior a la construcción del cubo. La data medieval, no romana, quedó confirmada después con una prueba de carbono 14. La muestra fue enviada a un laboratorio de Miami (Florida) que determinó que el arco cronológico de la muestra era entre los años 1024 y 1155 (s. XI al XII).

            Las fechas cuestionaban el origen romano de la torre y apoyaban opciones ya planteadas en 2005 por investigadores como el catedrático de Historia del Arte Javier Martínez de Aguirre, primero en relacionar la muralla con el almohadillado gótico de la iglesia estellesa de San Pedro de la Rúa. De ello se desprende que la construcción del cerco debió producirse avanzado el s. XII o ya en el XIII y descarta que fuera levantado por los romanos diez siglos antes.

            La muestra del nicho partido por la muralla no fue la única que se envió a Estados Unidos. Al laboratorio Beta Anality Inc. también mandaron restos de un segundo enterramiento excavado en la intervención de los años 2016/2017 para colocar las zapatas del tejado de la Portada.

            Y los análisis volvieron a dar sorpresas. Las pruebas sometidas a la calibración cronológica revelaron que junto a la facha de la iglesia hay enterramientos muy anteriores al edificio, tan antiguos que se sitúan entre los años 662 y 778 (s. VII al VIII) entorno a un templo primitivo.

            Vinculado a esta primera iglesia románica se documentaron varias sepulturas que, otra novedad, utilizaron adobe para hacer las cámaras, una práctica poco usual en el rito cristiano. El uso de ladrillos crudos para delimitar fosas, además, es un fenómeno prácticamente inédito en la actual Navarra y propio de al-Ándalus. Resulta extraño en nuestra comarca, donde en la zona abundan las canteras de piedra y, por tanto, el barro parece de uso intencionado.

Área protegida en la capilla de San Jorge
            La localidad pudo estar siglos bajo la influencia de los Banu Qasi de Tudela, autóctonos convertidos al islám, y los nexos entre musulmanes y cristianos persistieron en los en enterramientos, como también se demostró en el cementerio islámico de la Plaza del Castillo de Pamplona/Iruña. Esta relación se reafirma por el hallazgo de cerámica islámica en dos enterramientos olitenses.

            Las fuentes documentales de la época son escasas ya que la población quedó en un espacio de tierra de nadie entre el reino cristiano de Pamplona y los musulmanes del Valle del Ebro, que incluso estaban emparentados por lazos de sangre con el primer rey pamplonés Iñigo Arista. De los siglos VIII al X la localidad pudo ser una pequeña granja o explotación rural conocida en árabe como “almunia”, nombre con el que se asocia en uno de los documentos más antiguos de 1089 en el que se cita como poseedor al rey de Pamplona Sancho V Ramírez.

            El espacio de sorpresas arqueológicas, de reducida superficie pero muy rico en información, culmina con otro descubrimiento bien interesante y más de actualidad por su relación con el reciente hallazgo de la Mano de Irulegi con una inscripción escrita en lengua vascónica del s I a C.
Pieza de Olite/Erriberri con signos en paleovasco

            El mismo catedrático de filología que autentificó la histórica pieza, Javier Velaza, ha estudiado un fragmento extraído de la zona de Santa María en la campaña de 2008. Los trabajos confirmaron un asentamiento de la Segunda Edad del Hierro (450 a C). Los arqueólogos rescataron una inscripción en una piedra reutilizada como hito colocado en la cabecera de una tumba medieval. La pieza, fechada entre los siglos II-I a C, conserva tres signos tallados que formaban parte de dos palabras con terminaciones que podría ser “paleovasco” y tener relación con otras de las escasísimas muestras descubiertas como el mosaico de Andelo y la famosa mano de bronce del valle de Aranguren.

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