La iglesia de San Francisco de Olite acogió en el siglo XV,
con gran pompa y esplendor, algunos de los funerales de los hijos de los reyes
de Navarra, que después de velados con medio millar de cirios y antorchas en
una capilla cubierta con sedas negras eran trasportados en andas hasta la
catedral de Pamplona por un cortejo que podía superar las 200 personas y que
recorría los 40 kilómetros de distancia en una jornada.
Uno de los
majestuosos funerales fue el de la infanta
María, que murió el miércoles 6 de enero de 1406. “Esa noche se colocaron 60 antorchas, 402 cirios y una gran cantidad de
velas ....”. Al día siguiente, el cadáver fue llevado en andas hasta la capital
navarra por un séquito de más de 220 acompañantes ... (Ver más)